jueves, 19 de diciembre de 2013

Herman Boerhaave: "¡Oh mortales, deberían adorar a Dios!"

"Te alabaré, porque he sido hecho asombrosa y maravillosamente;
maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien."

(Salmos 139:14)

Su legado

Herman Boerhaave (1668 –1738) fue un notable médico, químico y botánico holandés, considerado el fundador de la enseñanza clínica y pionero en la planeación de los hospitales universitarios modernos y "padre de la fisiología moderna."

Fue un personaje muy reconocido en su época, y hasta hoy en día sigue siendo una figura ícono en la historia de la medicina que tiene un carácter único en la historia de la ciencia. 

Entre sus aportaciones históricas destacan la demostración en la relación de los síntomas con las lesiones, y la primera asilación de la urea química de la orina, pero Boerhaave era especialmente reconocido como un gran erudito, que fue muy influído por Anthony van LeeuwenhoekRobert BoyleWilliam Harvey, Isaac Newton, y Francis Bacon, y en ciertamedida por Roger Bacon, Spinoza y Descartes. Además, era admirado por Voltaire, y por el renombrado naturalista (también cristiano) Carlos Linneo, con quien llegó a forjar una amistad.

Herman Boerhaave ejerció tres cátedras profesorales en la Universidad de Leiden, y llevó a que la escuela holandesa fuera el punto focal de la educación médica en el mundo occidental. Durante la llamada "Edad de la Razón," fue la figura indiscutible de la medicina en la Ilustración.

Su fe cristiana

De las primeras cosas que la biografías electrónicas dicen sobre Boerhaave es que era "humanista," sin embargo, los mismísimos escritos científicos de este personaje dejan entrever que Herman era un cristiano verdaderamente convencido de su deber y responsabilidad ante Dios. En una época, Boerhaave también fue acusado de ser ateo, sin embargo, la disertación teológica de Knoeff (2002) demuestra con muchísimo detalle toda su trayectoria espiritual y sus creencias religiosas, dejando claro que sólo había sido una acusación amarga.

Boerhaave era hijo de Hagar Daalders y Jacobus Boerhaave, un pastor protestante de la Iglesia Reformada Holandesa local. En su juventud, después de la muerte de su padre, Herman tuvo que buscar una forma de ayudar a su familia para lo cual recibió una beca en la universidad y se matriculó inicialmente en la facultad de filosofía y en la facultad de teología, antes de dirigir su carrera a la Facultad de Medicina. 

En sus "Conferencias Académicas de Teoría Médica", Boerhaave rescataba, al igual que Leibniz, el pensamiento de que:
"Dios ha impartido a cada Cuerpo particular sus cualidades peculiares, las cuales Pitágoras llama "mónadas": Como por ejemplo, yo mismo soy una, y cada Parte de mí, como un Dedo, es también un miembro, mas de nuevo, cada dedo está compuesto por tres Articulaciones, cada uno de las cuales es distinta y diferente del resto." [Dr. Boerhaave's Academical Lectures on the Theory of Physic" (1745), W. Innys. p. 493.]  Concordancia:  [1 Corintios 12:27]
Una expresión máxima de su fe impregnada en sus escritos intelectuales se halla registrada en la obra "Boerhaaveìs Orations," ("Las Oraciones de Boerhaave") un colección de las reflexiones médicas y espirituales de este famoso doctor. A continuación, se citan fragmentos, basados en la edición traducida del latín al inglés por Brinkgreve & Elshout, que fue compilada a manera de los Pensamientos de Blaise Pascal.

Lo primero que se muestra, es que las observaciones de Boerhaave  sobre el universo permitían inferir que su existencia es resultado de la inteligencia divina:
'Argumentatio': "El universo contiene planetas, cometas y estrellas, creados y mantenidos en la regularidad inmutable de movimiento por Dios. Uno de los planetas es la Tierra; sus partes componentes son los animales, las plantas, los minerales, el aire, el fuego y el agua. Éstos están a su vez, completamente sujetos a la ley divina. El Dios trascendente ha creado el todo 'por un solo decreto de la sabiduría eficiente.' " [p. 243] 
III. "Todas las cosas que llegan a la gama del pensamiento humano se refieren ya sea a Dios o al universo físico. Nosotros veneramos el Altísimo Poder como un ser eterno, un sólo y un único, el motivo real de todos los demás fenómenos. Se les ha concedido a los seres mortales adorar y amar a Su Majestad. . . si ahora miramos más de cerca en esta tierra nuestra, un verdadero planeta, aprendemos que se compone de seres vivos, plantas y minerales; de fuego, aire y agua, y que todo está a su vez sujeto al firme dominio y a las máximas inexpugnables del Creador de la naturaleza; todo obedece a sus órdenes. Y por esto, las personas que han estudiado estos asuntos con mayor profundidad han adquirido la noble idea de que todas las cosas fueron creadas y son dirigidas por un Ser Único, en esencia diferente  a las cosas creadas, existente antes y por encima y fuera de ellas; un Ser que por un sólo decreto de sabiduría eficiente ha traído completamente cada fenómeno único en existencia, y que gobierna sobre el universo."  [p. 247]   
Para Boerhaave, la fisiología del cuerpo humano, con la muestra de todos sus funcionamientos, era una prueba irrefutable del Diseño Inteligente:

XII. "Con el fin de preparar, por el camino del instrumento del cuerpo sano, los fluidos necesarios para nuestro bienestar, Dios lo ha dotado de tantísimos mecanismos ingeniosos, ajustados perspicazmente a tal o cual función, lo ha irrigado con tantísimos líquidos variados, y lo ha regulado por tal impulso de movimiento, que eventualmente le debe la llegada existencial de la cooperación de todos estos factores combinados, estos fluidos, y no otros.  Si faltara un solo componente de este gran número de factores, buscaríamos en vano por la aparición de estos fluidos. Y por esto, nada se deja al azar; nada de esto es superfluo o accidental. La masticación de la comida, que es la tarea de la boca — ¡cuántos dientes, cuántos huesos, cuántos músculos y cuántos fluidos se requieren para esto! ¡Cuántos órganos se involucran cuando uno trague la comida masticada! ¡Cuántas causas eficientes se requieren para lograr una digestión saludable en el estómago! Por algunas causas, la comida se retiene, por otras, se calienta, por una tercera, se muele en pedazos, por alguna, es transformada, fermentada, para ser desintegrada — por algunas, se mezcla, o se separa de nuevo, y allí entran otra vez otras causas que entran en acción, cada una a su debido tiempo, para expulsarla del estómago. ¡Qué maravillosa es la estructura divina de los intestinos! "¡Por medio de qué variedad de fluidos es humedecido!  La corriente dorada de la bilis, los efluvios turbios del hígado, los líquidos claros brotando desde el páncreas, el líquido linfático que entra en los intestinos por todos lados, la riqueza de los humores infundidos —  se reúnen aquí.
(Nota: En el modelo médico de Hipócrates, los "humores" son los cuatro fluidos corporales básicos, la sangre, la "flema", la bilis negra, y la bilis amarilla)
"Por donde sea, en cada sección del intestino delgado, se encuentra un nuevo tejido; un movimiento sinuoso, con una frecuencia constante, incluso después de la muerte, la conexión con la franja arrugada del mesenterio, aún no explicado adecuadamente, a pesar de tantos siglos que ya se han dedicado a su examinación; las pequeñas bocas sedientas de las vellosidades intestinales esponjosas, y las válvulas dobles que se apresuran a tomar en el quilo y dirigirlo a sus cursos; el agua, mezclado con eso, que es más claro que el ámbar.  
Realmente somos abrumados por todo esto. Para crear una sola gota de fluido saludable, las miríadas de diversos vasos están activas, miles de humores innatos vienen fluyendo desde lo largo — si uno de ellos no cumpliera su deber, el resultado seguiría siendo un líquido, pero no el natural, como antes. Esta es actividad específica es natural, y sólo natural, porque los químicos más experimentados son incapaces de crear la sangre de nuevo por medio de una nueva mezcla de elementos que se haya extraído previamente de ella, por la misma técnica química. Por lo tanto, ¡Oh mortales, deberían adorar a Dios!, quien ha ordenado estas sustancias sólidas y fluidas en una estructura, de una manera tal que a pesar de sus poderes únicos, Él puede sustituir piezas perdidas por otras totalmente similares, pero Él ha hecho que sea completamente imposible para cualquier otra causa lograr el mismo resultado." [p. 253]   
 XI. "Después de las partes se discuten los fluidos. La nutrición llena los vasos de un cuerpo humano sano con los humores. Se necesita el proceso de digestión humana para transformar los alimentos y las bebidas en fluidos corporales del hombre. Es, una vez más, imposible que el hombre pueda crear los fluidos por medio de la química. La actividad eficaz y regular del cuerpo aquí es de acuerdo al diseño de Dios." [p. 244] 

Boerhaave expresó la única posibilidad razonable sobre el origen de la vida humana:

VI. "En la creación del cuerpo humano, dos adultos, hombre y mujer, se requirieron. Los mitos clásicos y las teorías sobre el origen del hombre son rechazadas. 
El primer hombre le debe su llegada existencial a Dios, quien creó el primer hombre y mujer con sus características sexuales completas y plenamente desarrolladas, permitiendole a la humanidad procrearse durante su tiempo asignado en la tierra." [p. 243] 
XIV. "¿Quién dará cuenta del origen del primer movimiento? ¿Quién entenderá sus leyes? ¿Quién corregirá sus errores cuando las cosas vayan mal? Una vez más, sólo uno que ha logrado ver estas piezas, creadas y unidas entre sí por el Padre y Conservador de la raza humana. Él los ha ajustado de manera tal que sean capaces de iniciar una circulación tal y mantenerla sin cesar.[p. 254]  
Boerhaave reconocía en su esquema médico la importancia del alma:
V. "El hombre se compone de cuerpo y alma. Las facultades de ésta última son el entendimiento, la memoria, la voluntad, las emociones y el 'faciens impetum' hipocrático [principio motor de vida].  El cuerpo se compone de partes sólidas y fluidos con sus movimientos. El alma es influenciada por el cuerpo. El cuerpo es el departamento del médico." [p. 243]  
Boerhaave basó su concepción de medicina en dichos principios:
VII. "La definición hipocrática de la naturaleza del hombre: la "suma total de todo por el cuerpo para cumplir con todas sus funciones." Como tal, debe ser aceptada, una creación de Dios, sujeta a las leyes de la naturaleza." [p. 243]   
XVI. "Se da una nueva definición de medicina: una "ciencia sobre las reacciones producidas por el órgano que fue creado por Dios, en sí mismo y en otros órganos, y sobre las reacciones a las que el órgano a su vez es estimulado por otros órganos." Las medicinas y los venenos se analizan bajo ésta luz. La interacción es sólo posible entre los recursos y un cuerpo viviente,puesto que son inactivos en un cadáver." [p. 245]   
"¡Percibo un orden superior de cosas que emergen de esto! Porque ¿cuál es el caso? Veo la medicina como la ciencia de las reacciones que el cuerpo, como fue creado por Dios, provoca en el cuerpo mismo, así como en otros órganos; y de las reacciones a las que puede ser él mismo estimulado por otros especímenes.    
He discutido brevemente las reacciones a las que da lugar, en sus propias partes y en la comida. Consideremos ahora por un momento las medicinas y los venenos. Nuestro cuerpo los modifican, pero éstos influyen en este mismo cuerpo. Sin embargo, la mayoría de ellos son completamente dependientes de las cualidades particulares con que el Creador ha dotado la naturaleza humana, y nunca se pueden entender de ninguna otra manera por ninguna otra causa.   
Todas las sustancias que tienen un potencial sanador se aplican a una persona viva para cambiar el cuerpo de tal manera que con el tiempo éstas mismas sean cambiadas; y de modo que pierdan su fuerza por medio de sus efectos, y entonces dejen de estar activas. Ninguno de estos remedios, sin embargo, ejerce su poder habitual cuando se aplican a un cadáver— salvo el fuego y unas pocas sustancias cáusticas." [p. 256]
Boerhaave expresó su admiración Robert Boyle, dejando ver su propias creencias religiosas, y la influencia cristiana que le había transmitido:
"...Ensalzemos en nuestra propia época a otro hombre viviente de este mismo país, Inglaterra: el renombrado Boyle. 
¿Quién ha ganado más fama en el campo de la química que este autor? ¿Quién puede presumir de éxitos más bienaventurados, o de resultados más excelentes? Él trabajó día y noche, sin dejar de lado su objetivo, la naturaleza; a través de esta ciencia mejoró nuestra vida y compartió a otros lo que había descubierto con asiduidad sobrehumana, por su propia cuenta, bajo su propio costo -- el primero, el único en lograr resultados tan bienaventurados.   
Pero, ¡qué devota fue ésta alma cándida en todo momento! ¡Cuán puro su corazón para servir a Dios! ¡Nos dio amor generoso a todos y a cada uno de nosotros, y dio veneración piadosa a los declaraciones Divinas, distinguiendo de la forma más prudente entre los principios de la religión y los del campo de las ciencias naturales y químicas. Me refiero a los escritos de este hombre, que publicó por el gran bien de la raza humana, tratados sobre el estilo que predomina en las Sagradas Escrituras; sobre el amor de Dios, sobre el diseño de Dios, el Creador, sobre el deber de gratitud y reverencia que el hombre le debe dar al Dios Todopoderoso, su Redentor." [p. 198]
En sus últimos días, Herman Boerhaave, estando en su cama, moribundo, recibió la visita de Carlos Linneo, a quien le dijo:
"He vivido mi vida, y he hecho lo que pude. ¡Que Dios te preserve, que el mundo espera mucho más de ti! ¡Adiós! mi querido Linnaeus!" ["A life of Linnaeus" (1858), por Cecilia Lucy Brightwell, London. John Van Voohst, p. 94]
Knoeff (2002) señala que en una ocasión, Boerhaave citó tres versículos bíblicos extraídos del Libro de Eclesiastés; que resumen una esencia de sus creencias:
"...el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin... sé que todo lo que Dios hace será perpetuo: no hay nada que añadirle, y no hay nada que quitarle... todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo." (Eclesiastés 3:11, 3:14, y 3:20)
Bibliografía
Lecturas adicionales:
  • Richard Toellner, “Herman Boerhaave (1668–1738),” en Klassiker Der Medizin, editado por Dietrich v. Engelhardt & Fritz Hartmann (Munich: Verlag C. H. Beck, 1991), p. 215. [1]
  • Richard G. Parker, Herman Boerhaave: The Nearly Forgotten Father of Modern Medicine. (El Padre casi olvidado de la Medicina Moderna).

viernes, 13 de diciembre de 2013

Los hechos y las fantasías del Sr. Darwin

"Los hechos y las fantasías del Sr. Darwin" (1862)

Escrito por el científico Sir David Brewster

"Caracterizando así los contenidos del libro del Sr. Darwin, "El origen de las especies," nuestros lectores comprenderán que la obra contiene mucho conocimiento valioso, y mucha especulación salvaje. Datos interesantes y ociosas fantasías rara vez se han combinado en investigaciones físicas, y cuando se ha formado una alianza de ese tipo, el valor de los nuevos hechos ha compensado a menudo los errores de su aplicación. En realidad, hay muchos casos en la historia de la ciencia, en los que las especulaciones, como las de Kepler, han llevado a grandes descubrimientos con los mismos intentos que sugerían para establecerlas o refutarlas. Sin embargo, no sucede lo mismo con las especulaciones que atrincheran en tierra sagrada, y que van en contra de las convicciones universales de la humanidad, envenenando las fuentes de la ciencia, y perturbando la serenidad del mundo cristiano. Tal es, sin duda, la tendencia de la obra de Darwin sobre "El origen de las especies."  
Preparado en una escuela mucho menos severa que la de la geometría y la física, sus razonamientos son casi siempre vagos e inconclusos. Sus generalizaciones parecen haberse alcanzado antes de que haya obtenido los sustentos sobre los que los apoya: sus datos, aunque con frecuencia son nuevos e interesantes, a menudo son poco más que conjeturas, y los grandes fenómenos del mundo de la vida, y el instinto, y la razón, que otras mentes han entrelazado con verdades nobles y elevadas, así se han convertido en manos del Sr. Darwin en la base de una especulación peligrosa y degradante.
No podemos suponer que tenía la intención de socavar los cimientos de la religión natural y revelada, pero no podemos ocultar nuestra convicción de que la hipótesis que sostiene el objeto de su vida, tiene una tendencia a expeler al Todopoderoso del universo, para degradar la raza divina a la que Él ha encargado el desarrollo y la valoración de su poder, para representar la revelación de Su voluntad como si fuera una superstición inverosímil.  
De cierto, ese gran Nombre, que la verdadera filosofía nunca ha dejado de respetar, no ha sido omitido por completo en las páginas de nuestro autor. Sin embargo, no tiene otro título salvo aquél que dio vida a una forma primordial, de la cual [supone que] han descendido todos los seres orgánicos que han vivido en esta tierra —plantas, peces, aves, cuadrúpedos, ¡y seres humanos! 
La Influencia se reconoce de este modo como la chispa eléctrica de un especulador previo, que desaparece para siempre, cuando ha encendido una serie de causas y efectos por el cual todos los órdenes de la vida orgánica has sido formados y perpetuados. Ese tierno Padre que anhela reunir a Sus hijos "como la gallina junta a sus pollitos debajo de sus alas," que abre cuando llaman a la puerta, que da buenas dádivas a aquellos que le piden, y sin cuyo conocimiento ni un cabello de su cabeza cae al suelo; no se hace cargo de la familia de huérfanos que pueblan los universos sombríos de nuestro autor.
Con fin de justificar esas reprensiones, debemos presentar a nuestros lectores las opiniones del Sr. Darwin según lo declarado por él mismo, y cuando apele a hechos y a principios a su favor, tenemos que apelar a hechos y a principios para su refutación.  
Sin ningún conocimiento profundo sobre de historia natural, o verdaderamente sin ningún conocimiento de ella en absoluto, la naturaleza de esta insólita especulación puede hacerse clara a la capacidad módica, y al investigador más humilde puede se le puede hacer entender que no tiene un solo respaldo que la sustente, y que aunque ahora es presentada de forma novedosa, ha sido refutada desde hace mucho tiempo por los más distinguidos de nuestros naturalistas. Al discutir cuestiones de este tipo, que despiertan un interés general, estamos naturalmente ansiosos por saber algo sobre los partidos envueltos en la contienda. Desde hace mucho tiempo, el Sr. Darwin ha sido conocido por el público como un eminente naturalista. Es el nieto del célebre Dr. Darwin, un poeta y un fisiólogo, y el autor de varias obras ingeniosas, en algunas de las cuales se remonta al origen de todos los seres organizados, plantas, animales e incluso al hombre, a los filamentos vivientes susceptibles de irritación. 

La primera obra del Sr. Darwin fue titulada "El viaje de un naturalista", en donde da cuenta de la célebre travesía de cuatro años durante la cuál el capitán (ahora Contralmirante) [Robert] Fitzroy circunnavegó el globo en el barco "Beagle" de Su Majestad, en los años 1832 a 1836. Como naturalista de la expedición, el señor Darwin condujo un estudio sobre la estructura y la distribución de los arrecifes de coral en el Océano Pacífico, para explorar las minuciosas organizaciones de animales invertebrados, como el Cirripeda, y para investigar la geología de América del Sur, la estructura de las Islas Malvinas y las islas volcánicas de Australia. En las distintas obras en las que se ha ha hecho recuento de estas investigaciones, ha mostrado ser un naturalista consumado, y todas ellas están escritas con un grado de elegancia y claridad que no es muy común en las obras de la misma clase. Su estado de salud, lamentamos decirlo, le impide realizar un estudio continuo, pero confiamos en que pueda ser preservado por más tiempo para que pueda progresar en la historia natural de sus investigaciones experimentales, y que pueda ser conducido, por medio de sus propios descubrimientos, a renunciar a las opiniones que tan profundamente han ofendido tanto al naturalista como al cristiano.  
Los puntos de vista que el Sr. Darwin se esfuerza en vida por establecer están contenidos en el siguiente pasaje al final de su obra: 
—"Creo que los animales descienden, por mucho, de sólo cuatro o cinco progenitores, y las plantas de un número igual o menor. La analogía llevaría a dar un paso más, a saber, a la creencia de que todos los animales descienden de alguien prototipo. Pero analogía puede ser una guía engañosa. Sin embargo, todos los seres vivos tienen mucho en común en su composición química, sus vesículas germinales, su estructura celular y sus leyes de crecimiento y reproducción. Vemos esto incluso en el hecho tan insignificante de que la misma persona a menudo afecta de manera similar las plantas y los animales; o de que el veneno segregado por el cinípido produce crecimientos monstruosos en el rosal silvestre o en el roble. Por lo tanto, debo inferir por analogía que probablemente todos los seres orgánicos que han vivido en esta tierra han descendido DE ALGUNA FORMA PRIMORDIAL, en la que el aliento de vida FUE SOPLADO POR PRIMERA VEZ [por el Creador]." [14]
En apoyo a esta insólita doctrina, el Sr. Darwin dedica su primer capítulo a los cambios producidos en las plantas y los animales "bajo domesticación." Tales cambios, que son admitidos universalmente, él los atribuye a las diferencias del clima y al tratamiento durante varias generaciones, a variaciones aumentando con el tiempo, que, una vez comenzadas, continúan por muchas generaciones. "En ningún caso," dice él, "hay registro de que un ser variable deje de variar. Nuestras plantas cultivadas más antiguas, como el trigo, a menudo producen aún nuevas variedades; nuestros animales domésticos más antiguos aún son capaces de una mejora o modificación rápida."  En lo que los jardineros llaman "plantas mutantes," en las cuales un solo brote o retallo asume un nuevo y, a veces, un "muy diferente carácter al del resto de la planta;" y en tales "mutaciones,” que son muy comunes en el cultivo, se apoya la opinión de nuestro autor de que las variaciones no están necesariamente relacionadas con el acto generador.  Ligeros cambios también pueden ser producidos a partir de "las condiciones de vida," tales como un aumento en las proporciones de comida, el color de determinados tipos de alimentos, y tal vez el espesor de la piel a causa del clima, pero aunque estas causas de variación pueden ser numerosas, aun así, las variaciones en sí mismas son poco importantes en comparación con aquellas que se heredan, y por lo tanto, el Sr. Darwin concluye que "si desviaciones extrañas y poco comunes de la estructura son verdaderamente heredadas, también se puede admitir libremente que desviaciones menos extrañas y más comunes puedan ser heredables.”   
La paloma mensajera, la volteadora de cara corta, la paloma 'runt', la paloma 'barb', la paloma buchona inglesa, la paloma turbit, la capuchina, la trompetera, la colipavo, todas son descritas como palomas que difieren en sus picos, sus cuellos, sus cuerpos, sus patas, sus colas, e incluso sus esqueletos, y a tal grado de que si a un ornitólogo se le dijera que eran aves silvestres,  seguramente, pensaría en clasificarlas como una especie bien definida; y, sin embargo, admitiría que todas estas palomas han descendido de la paloma silvestre azul y de doble franja, la Columba Livia. Ahora bien, admitiendo que todo esto es cierto, no es ninguna evidencia de que alguna de las variedades constituya una nueva especie, aunque las variaciones puedan haberse ido acumulando durante cuatro mil años. Por el contrario, no hay ninguna tendencia en estas variaciones a ser permanentes, sino más bien a cesar, de modo que la paloma de lujo, vuelve a la paloma de doble franja de la que descendía. La misma ley de regresión al tipo original se prueba en varios animales domésticos. [Peter Simon] Pallas nos informa que los caballos salvajes de los calmucos, cuando ya no son cuidados por el hombre, recaen en su estado salvaje, y el doctor [James Cowles] Prichard señala que los animales domesticados que se escapan— el caballo, el burro, la oveja, la cabra, el cerdo, el perro, el gato y las aves gallináceas, que los españoles llevaron de Europa a América, llegaron a perder todos los aspectos más evidentes de su domesticación. 
Que en los cambios producidos por efecto de la domesticación no hay variación permanente que equivalga a alguna diferencia específica es algo que se demuestra notablemente en el caso del perro, que, de todos los animales domésticos, es el que exhibe las más numerosas y marcadas variaciones en cuanto a tamaño, color, tipo de pelo, y forma de la cabeza y, sin embargo, a pesar de esto, como señala el profesor [Richard] Owen, "los naturalistas detectan en el esquema dentario, y en la construcción del cráneo, los inconfundibles caracteres genéricos y específicos de la familia canina". "Cuan diferente," añade, en apoyo a la misma verdad, "se comporta desde el gigante de Terranova hasta el pug enano, en un encuentro inesperado, a la forma en que cualquiera de los dos lo haría en lugar de un chacal, un lobo o un zorro. El animal tardo podría enseñar al científico que la unidad de tipos o de especies es descubrible bajo las máscaras más fuertes de la variación."     
Nuestros límites no nos dejarán seguir a nuestro autor en su intento de demostrar que grandes cambios ocurren bajo el principio de selección artificial, en la cual las razas domésticas se han manipulado por el hombre, para la acumulación de ciertas directrices que le resulten útiles, con las variaciones sucesivas producidas por naturaleza. Hay un caso de variación que él considera mucho más poderoso en lo que llama “selección natural”, o el poder por medio del cual, la naturaleza se ejercita "al rechazar lo que es malo, al preservar y añadir todo lo que es bueno, y al trabajar silenciosa e insensiblemente cuando sea y donde sea que se presente la oportunidad, para el mejoramiento de cada ser orgánico, en relación a sus condiciones orgánicas e inorgánicas de vida." A dicho principio, nuestro autor le asigna casi un poder creativo. Poder modificar la estructura del joven en relación a su padre, y del padre en relación al joven, pero no poder modificar la estructura de una especie sin darle alguna ventaja por el bien de otra especie. "Si [la selección natural] tuviese que hacer el pico de una paloma adulta muy corto para el beneficio propio del ave, el proceso sería lento, y simultáneamente habría una selección de lo más vigorosa en los pichones dentro del huevo, que tendrían los picos más potentes y duros, porque todos los que tuvieran los picos débiles perecerían inevitablemente; o en dado caso los cascarones más delicados y quebradizos podrían ser seleccionados." Como ejemplo del proceso de la selección natural, el Sr. Darwin nos dice que "en América del Norte, Hearne vio al oso negro nadando durante horas con la boca abierta ampliamente, atrapando así, casi como una ballena, insectos en el agua;" ¡y él agrega que, "incluso en un caso tan extremo como éste, si el suministro de insectos fuera constante, y si competidores mejor adaptados no existieran ya en el país, no vería ninguna dificultad en que una raza de osos, por medio de la selección natural, se vuelva más y más acuática en su estructura y hábitos con bocas más y más grandes, hasta que se produzca una criatura tan monstruosa como una ballena"![15]  Debido a la gran rapidez con la que las plantas y los animales aumentan y se multiplican, la tierra pronto sería cubierta por su progenie, si muchos de ellos no fueran destruidos durante algún período de sus vidas. Por tanto, hay "una lucha por la supervivencia," en la cual la vida que es superflua es tomada, y los vigorosos, los sanos y los felices sobreviven y se multiplican, mientras que los de las constituciones más débiles, incapaces de valerse por sí mismos y proveer a su descendencia, deben perecer anualmente. 
En tal guerra de razas, esta lucha por el alimento y la supervivencia, las variaciones favorables se conservan, y las perjudiciales son rechazadas, pero no hay ningún ejemplo de alguna forma específica que haya sido cambiada gradualmente por la acumulación de estas variaciones favorables. 
Al admitir el hecho de esta lucha por la supervivencia, los naturalistas han elaborado de ella la conclusión que es justamente opuesta. Cuando Dios vio que todo ser viviente que Él hizo era bueno, no podemos dudar que cada tipo de cada uno de ellos era ya perfecto. La lucha por la supervivencia, por lo tanto, es para demostrar [un cambio hacia la forma original], y no para provocar un cambio de la forma original. Un tigre fuerte que sobrevive la lucha tendrá más de la ferocidad natal que su congénere enfermizo que ha perecido. Un búfalo vigoroso no dejará de ser herbívoro en la consecuencia de su fortaleza, y el león no va a alimentarse de paja por tener mayor apetito y dientes más fuertes que su compañero más débil. Tampoco el muchacho Piel Roja que ha escapado de morir ahogado, mientras su hermano ha muerto, será un Piel-Roja menos perfecto que su padre que lo lanzó al mar.  Por lo tanto, en lugar de que haya "una tendencia constante en los descendientes mejorados de cualquier especie a suplantar y exterminar en cada etapa de descenso a sus predecesores y su padre original," habrá una muy opuesta tendencia a preservar intacta la relación perfecta que esa especie ha recibido de la mano del Creador.  
Tal es un breve y muy imperfecto conocimiento de los procesos por los que, según el Sr. Darwin, las especies están tan cambiadas que, desde el primer acto del poder creador, el hombre ha pasado de ser un átomo primordial, a través de las numerosas etapas de una planta, un pescado, aves y cuadrúpedos. Si tal especulación tiene prueba alguna para ser apoyada, debería encontrarse en la historia de los seres organizados durante los varios miles de años del período histórico. En el curso de este largo período, ningún cambio de especies ha tenido lugar y ninguna especie nueva ha aparecido. 
El pájaro y las bestias de Egipto, tales como se preservan en sus tumbas antiguas, no han experimentado ningún cambio en su carácter específico durante dos, tres, o cuatro mil años que han transcurrido desde que el embalsamador preparó sus momias para su conservación. A pesar de la gran paloma runt, con su grandísimo pico y sus enormes patas, difiera de su progenitora azul y de doble franja, la paloma sigue siendo una paloma todavía. Aunque el galgo italiano delgado tenga un extraño contraste con el bull-dog de patas cortas,ambos siguen siendo perros en sus dientes y en su cráneo. El ratón, aún, no se ha transmutado en un gato, ni la gallina en el pavo, ni el pato en la gallina, ni el halcón en el águila, y mucho menos el mono en el hombre. Cuando el mayor instinto haya pasado a la razón más baja, cuando el parloteo de los loros se haya vuelto en habla, y cuando el león en su trono forestal haya llamado a sus súbditos con la lengua vernácula del hombre, hasta entonces podremos entregarnos a la imputación de un origen innoble. 
El Todopoderoso, sin embargo, como si hubiera prevenido la degradación de su imagen, parece, según lo declarado por [Charles Lyell, en Principios de Geología, III, p.38], haber proporcionado a los embalsamadores egipcios para refutar la especulación. "Podría parecer," dice él, "como si los antiguos egipcios hubieran sido inspirados por la naturaleza con el fin de transmitir a épocas posteriores un monumento de su historia. Esas personas extrañas y caprichosas, al embalsamar con tanto cuidado a los toscos que eran objetos de su tonta adoración, nos han dejado, en sus grutas sagradas, gabinetes de zoología casi completa. El clima ha conspirado con arte para preservar a los cuerpos de corrupción, y ahora podemos asegurarnos con nuestros propios ojos cómo era el estado de un buen número de especies hace tres mil años." Se nos lee la misma acción por las crónicas y la literatura antigua. "El camello que llevaba la novia a Isaac," dice un hábido escritor "e iba llegando mientras estaba meditando en la marea de la tarde, aún proyecta la misma forma fuertemente cincelada en el muro horizonte de los desiertos del este, entre el cielo y la arena; el caballo de batalla, con su cuello vestido con ímpetu, y al que se le decía entre los clarines: 'ha, ha, en la guerra de Siria, muestra los mismos instintos nobles en los campos de batalla de Europa, y el perro que puso en peligro la incógnita de Ulises no era más que un ensayo vivo del favorito de Abbotsford."    El hipopótamo y el cocodrilo que Herodoto vio y describió son descritos precisamente igual que los que serán vistos, y los que serían descritos por un visitante moderno del Nilo . El salmón todavía monta la barrera del río, como cuando los soldados romanos lo llamaban saltador, cuando lo vieron por primera vez en los arroyos de la Galia, y el pólipo y la esponja, y otros habitantes del Mediterráneo, exhiben las propiedades peculiares que se observaron de ellos por Aristóteles. . .  
Estos hechos interesantes, y otros igualmente demostrativos sobre la inmutabilidad de las especies ahora son admitidas dificultades por el propio Sr. Darwin y su única respuesta a ellos es que se requiere más tiempo que la edad de las tumbas egipcias, o incluso más tiempo que el del arrecife de coral para las transmutaciones que defiende. Afortunadamente, para nuestro argumento, han habido más animales preservados que los de Egipto. Las plantas y los animales que la naturaleza ha conservado en los cementerios de los primeros tiempos hablan el mismo idioma que los que están en las tumbas egipcias, y ahora tenemos que apelar a ellos en busca de cualquier evidencia de una transmutación de las especies. 
Los geólogos se han puesto de acuerdo en hacer una división sobre la corteza de la tierra en tres formaciones diferentes, a saber, primarias, secundarias y terciarias, o, para usar los nombres más expresivos, Paleozoicas, o los estratos que contienen las formas más antiguas de la vida, los Mesozoicas, o aquellas que contienen formas menos antiguas, y la Cenozoica, o las que contienen las formas más recientes. El espesor de estas diferentes masas es el siguiente:—
Estratos Paleozoicos, alrededor de  . . 60,000 pies
Estratos Mesozoicos                        . . 15,000 pies
Estratos Cenozoicos                        . . 3,000 pies   
haciendo por completo 78.000 pies, o cerca de 15 millas. En el más profundo de los estratos paleozoicos, a saber, el Cámbrico, no hay rastros de plantas o animales. En el siguiente estrato, el Silúrico inferior, se encuentran trilobites y cefalópodos (sepias). En la parte superior del Silúrico, se hallan los primeros peces. En la piedra arenisca roja antigua, se encuentran placoides y ganoideos o peces revestidos de escamas, y en las piedras calizas y yacimientos de carbón, en las camas paleozoicas superiores, se ven reptiles e insectos por primera vez. En los estratos inferiores mesozoicos o sub-oolíticos, se encuentran pájaros y mamíferos marsupiales. En las camas oolitas, los reptiles son abundantes, y en la capa supra-oolita o tiza, en las formaciones Wealden hay peces cicloides y ctenoideos, escalares y pectinatos. En los estratos inferiores del cenozoico, la arcilla de Londres, se encuentran murciélagos, delfines, abejas, y demás. En sus formaciones medias, se hallan el trapo coralin, el mono, el perro, el león, el elefante, el buey, las ballenas, y demás, y en sus estratos superiores o más recientes, se encuentran mamíferos más finos y el ser humano. En esta larga serie de vida creada, desde los trilobites y las sepias en los estratos Silúricos inferiores, hasta el área de la tierra en la que está el hombre, no hay un hecho que indique la transición de una especie a otra.           
El propio Sr. Darwin confiesa que faltan las variedades intermedias, que "ciertamente la geología no revela ninguna cadena orgánica precisamente gradual," y que "esta es la objeción más obvia y seria para la teoría." "La explicación está," añade "en la extrema imperfección del registro geológico." Con el fin de escapar de esta dificultad, reconoce así con franqueza, que está obligado a poner en duda la fe de los geólogos. Él niega que la vida haya comenzado en los estratos Silúricos inferiores; él cree que tiene que haber estratos mucho más antiguos que los de las formaciones azoicas, o los que no tienen vida, y con el fin de explicar por qué es que entre los restos fósiles no se encuentra ninguna de las especies que forme eslabones entre una raza y otra, él conjetura que la formaciones que los contienen debieron haber sido eliminadas por denudación, y otras causas, y que pueden existir bajo el océano, o en regiones que aún no han sido exploradas por los geólogos. 
Al sostener que "la imperfección del registro geológico" es consecuencia principalmente de que sólo una pequeña porción del mundo haya sido explorada con cuidado, el Sr. Darwin rechaza todas las principales verdades de la ciencia; y, consciente de la insostenibilidad de su postura, parece que con frecuencia está a punto de abandonarla. "Aquél que rechace estos puntos de vista," dice él, "sobre la imperfección de los registros geológicos, rechazará de forma justa toda mi teoría. Porque en vano podría preguntar dónde están los incontables eslabones de transición que tuvieron que haber enlazado en otro tiempo las especies afines o representativas encontradas en las varias capas de las mismas grandes formaciones."  
(Darwin mismo había escrito: "No solo mirando a una época, sino mirando a todas la épocas, si mi teoría es cierta, innumerables variedades de eslabones que vinculen de la forma más estrecha a todas las especies del mismo grupo juntas, seguramente debieron haber existido." [en "El Origen de las especies", Capítulo VI: "Hábitos transitorios", p. 179] )
En referencia a la gran verdad geológica sobre las formaciones primarias extendidas en una vasta proporción, y perfectamente inalteradas; éstas no contienen los más mínimos rastros de seres organizados, y que el amanecer de vida se halle en la formación silúrica inferior, nuestro autor lo admite: "si mi teoría es cierta, es indiscutible que antes de que se depositara el estrato silúrico o cámbrico inferior, transcurrieron largos periodos, tan largos o probablemente mayores que el intervalo de tiempo que ha separado a la era Silúrica del día de hoy; y que durante estos vastos períodos de tiempo, aún bastante desconocidos, el mundo se encontraba lleno de seres vivos." Pero si el registro geológico tiene todas las imperfecciones que el Sr. Darwin insta contra éste, y si todos ellos estuvieran provistos de acuerdo a su hipótesis, aún así presentaría algunos hechos importantes completamente desestabilizadores de sus puntos de vista. 
La existencia de criaturas tales como los trilobites y los cefalópodos o las sepias en las formaciones cámbricas o silúricas, con órganos sensitivos de la clase más perfecta, es una dificultad que no tiene respuesta en el desarrollo de su teoría. El Sr. Darwin está gravemente desconcertado respecto a la transición de órganos. "La selección natural," dice él, "no producirá perfección absoluta, ni tampoco encontramos siempre este alto estándar en la naturaleza. La corrección de la aberración de la luz, dice alguien de gran autoridad [Fritz Müler], no es perfecta ni aún en ese órgano más perfecto, el ojo." Asumimos que lo que quiere decir con esto es que aunque el ojo sea el más perfecto de los órganos, aún así no es perfecto, y por lo tanto puede ser producido por medio de selección natural. Ahora bien, es bastante cierto que la corrección para la aberración cromática no es completa en el ser humano ni en ningún ojo conocido; pero, a pesar de ello, la visión es perfecta. No se ve que el color incorregido sea usado para usar ese órgano, y consecuentemente, el ojo humano, como el órgano de la visión, es perfecto, y por lo tanto no es el resultado de selección natural. Bajo el principio del Sr. Darwin, el oído no es perfecto, porque es insensible a la música de las esferas, o el lente es imperfecto porque no puede descubrir cada tonalidad de color. Un oído hipersensible sería destruido por los sonidos a los que la naturaleza los somete, y un contacto sensible al color sería una tortura para su poseedor. La selección natural, sin embargo, bajo la guía del Sr. Darwin, podría conciliar estas dificultades, y el ojo del futuro podría ser equipado con lentes cristalinos doble o triplemente acromáticos. Nuestro propio autor a veces está horrorizado ante sus propias opiniones. Él declara que "la creencia de que un órgano tan perfecto como el ojo pueda haber sido formado por selección natural es más que suficiente para pasmar a cualquiera;" pero ¿que podrá decir cuando se entere lo que debía saber?; que el ojo de la sepia, uno de los más antiguos de los animales, es tan perfecto y más complejo aún que el del hombre.
(Darwin mismo había escrito: "Si pudiera demostrarse que existe un órgano complejo que no fuera posible que se haya formado por medio de modificaciones numerosas, pequeñas y progresivas, mi teoría se vendría abajo por completo." [en "El Origen de las especies", Capítulo VI: "Dificultades en la teoría", p. 189] )
Anatomía del ojo de la sepia (Cephalopoda 14.)
Según Cuvier. (Tomada de chestofbooks)
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La lente cristalina de la Sepia Loligo difiere de la lente de todos los demás animales en ser una lente compuesta, que consta de una lente principal en forma parabólica, profundamente convexa detrás, y ligeramente convexa delante, unido a un menisco con una predominacia convexa colocada delante de la misma. La cara cóncava del menisco se mantiene en contacto con la cara ligeramente convexa de la lente principal por medio de un anillo cartilaginoso transparente, de manera que la lente consta en realidad de tres partes separadas. Todas las otras lentes de una laminæ se componen de fibras, pero en el Loligo son capas muy delgadas que tienen una estructura fibrosa, y que irradian desde el polo de la superficie posterior del ojo. En los ojos del hombre y de otros animales, las fibras terminan en polos o líneas. En la sepia, las fibras virtuales o los bordes de la  laminæ terminan como un corte de cabello atravesado, que forma la superficie anterior del lente principal; y sus extremidades, que componen esa superficie, están curiosamente unidas, y están cubiertas con una fina membrana. Aquí, pues, tenemos un órgano sensitivo único en la diversidad animal, y uno que exhibe un grado de complejidad y una alta organización que no se puede encontrar en ningún otro animal. Si el Loligo hubiera surgido a partir de un tipo de animal primitivo o si se hubiera transmutado en un tipo superior, deberíamos haber encontrado en ambos, algunos rastros de tan extraordinario órgano.      
La sepias ha proporcionado a [Georges] Cuvier otros argumentos contra la teoría Darwinista. Él dice que "Ninguna desviación se ha producido respecto a la forma ordinaria de este animal, ni puede constituirse un ser que sea situado por debajo de éste; ni se puede, ni nunca se podrá dar lugar a un mejor desarrollo que forme una serie de animales de una especie más perfecta situada por encima del mismo. . . En vano intentaríamos relacionar a estos moluscos con algunos peces cuyos esqueleto se piense que hubiese desaparecido .... En una palabra, vemos que la naturaleza pasa desde un plan a otro, dando un salto, y deja entre sus producciones un vacío manifiesto. Los cefalópodos se convierten en ninguna otra cosa. No han resultado de la evolución de otros animales, y su desarrollo adecuado no ha producido nada superior a ellos mismos, una consideración con la que se les da un alto grado de importancia en la historia natural, puesto que derrumba un gran número de vanos sistemas [teóricos]."  
Pero, además del ojo, hay otros órganos que confunden los más altos poderes de selección natural. Los órganos eléctricos de los peces, el propio Sr Darwin nos lo dice, "ofrecen un caso especial de dificultad," y él confiesa "que es imposible concebir por medio de qué pasos estos órganos maravillosos han sido producidos." Los peces eléctricos ni siquiera están relacionados los unos con los otros, y no hay peces antiguos que parezcan haber tenido órganos eléctricos, que la mayor parte de sus descendientes modificados hubieran perdido. La presencia de órganos luminiscentes en algunos pocos insectos de diferentes familias y órdenes, ofrece una dificultad paralela para nuestro autor, y él cándidamente menciona otro caso desconcertante en el que las orquídeas y la asclepias; dos plantas con flores de géneros "casi tan alejados entre sí como fuera posible," tienen el mismo artilugio muy curioso de una masa de granos de polen llevados en un pedúnculo con una glándula pegajosa en el extremo. Con el fin de explicar cómo dos especies tan distintas, como en los casos anteriores, están decoradas con el mismo órgano anómalo, el señor Darwin expresa la siguiente opinión insólita:—"Me inclino a creer que casi de la misma forma en que a veces dos hombres han dado de forma independiente con la misma invención así mismo, la selección natural, trabajando por el bien de cada ser y aprovechando las variaciones análogas, ha llegado a modificar a veces de una forma muy cercana dos partes, en dos seres orgánicos, que le deben muy poco a la estructura común de su mismo ancestro."      
Al discutir sobre la transición de los órganos, parece que el Sr. Darwin sabiamente evitó el tema de la transición del cerebro, el órgano de la razón humana; aún cuando crea que el cerebro del bípedo es una mejora del cerebro del cuadrúpedo, bajo su discernimiento de selección natural. Él nos dice "que el no tiene nada que decir respecto al origen de las primeras facultades mentales, más de lo que tiene que decir respecto al origen de la vida misma;"[16] pero a medida que incluye como instinto diversas acciones mentales, se obliga a decirnos cómo estas acciones mentales de brutos evolucionan a la razón, o a las acciones mentales superiores del hombre. Como asume que la selección natural puede producir todos los grados de la perfección, a excepción de la perfección absoluta, concluye que el instinto debe haberse  elevado en razón, y puesto que, como señala el Sr. Darwin, "una pequeña dosis de juicio o de razón a menudo entra en juego incluso en animales muy bajos en la escala de la creación," una mayor dosis de juicio o razón, como la que se muestra en la ejercitación de "facultades mentales primarias," debe haberse acumulado en la familia humana en el curso de su desarrollo. ¿Entonces qué va a ser el futuro del hombre en su naturaleza física, mental y moral? ¿En qué forma de ser se va a elevar el átomo primordial? Bajo la tutela de la selección natural, está avanzando a un estado de perfección, tan sólo cerca del absoluto, y en algún momento u otro se debe alcanzar ese objetivo. 
Negándose a recibir la luz desde arriba, ¿cómo es que el filósofo natural especulativo  concluye la historia de la vida que él ha trazado a través de tales transformaciones singulares? Los astrónomos de la física de una época no muy lejana creían que todos los planetas de nuestro sistema, moviéndose en un medio resistente, seguramente debían estarse acercando al sol, y finalmente perecerían en su llamarada. ¿Será que el Sr. Darwin no pueda escapar de su dificultad, dándole vueltas a la causa de la vida en círculos, y por medio un proceso de deterioro natural, le dé vuelta desde su forma más sublime hasta su forma más rebajada — desde el hombre intelectual, a través de todos sus diversos antepasados, a un átomo primordial del que dice surgió? Es una creencia mucho más racional creer que el hombre puede llegar a convertirse en un bruto [o salvaje], que creer que un bruto [o salvaje] puede llegar a convertirse en un hombre, y es una fe más fácil creer que las plantas y los animales pueden disminuirse hasta volverse como un átomo elemental, que creer que ese átomo adopte en su organización, y evolucione, en todas las formas nobles de vida vegetal, vida animal, y vida intelectual.        
A partir de este breve e imperfecto bosquejo sobre las especulaciones del Sr. Darwin, podrá verse que él no ha aportado un solo hecho en su apoyo. Si nuestros límites nos permitieran dar algunos de los detalles de la historia natural y los resultados experimentales que contiene su obra, lo que deberíamos haber encontrado es que, a pesar de que prueban la existencia de menores variaciones en las especies, un hecho admitido por todos los naturalistas precedentes, aún así la estrecha cantidad de estas variaciones, tanto en número como en carácter, establecen la mismísima verdad que derrumba lo que invocan. Cuando el astrónomo físico vio en la pequeña aceleración secular los movimientos planetarios que finalmente destruirían al sistema, el estudio de estas aceleraciones, que promovía la hipótesis, llevó al descubrimiento de su causa, y lanzó fuera toda duda sobre la estabilidad del sistema planetario.   
Si el Sr. Darwin tiene algunos discípulos cariñosos que se inclinen sobre él para recibir su instrucción, ellos debieron haberle hecho algunas preguntas desconcertantes en cuanto a la historia de su 'forma primordial'. ¿En qué parte de la tierra fue situada? ¿qué es lo que la puso allí?, y ¿de dónde es que vino a ser el planeta que estuvo para enriquecerla y adornarla con todas las variedades de vida que mantuvo? A pesar de que él no ha respondido a estas interrogantes naturales, aun así los filósofos de la misma escuela han encontrado en un universo de polvo, el poder creativo que hizo incluso los mundos planetarios. 
La teoría del origen de las especies no es más que un vástago de la cosmogonía nebular, que pretende explicar el origen y la formación de los planetas primarios y secundarios, y que se encuentra en directa contradicción con todos los hechos y las leyes del sistema solar, y especialmente aquellos del sistema de cometas. Esa forma de la misma en la que suponen que la masa del Sol ha sido expandida en materia nebulosa a la órbita del planeta más remoto, ha sido presentado recientemente sometida al escrutinio del análisis matemático, por M. [Jacques] Babinet, un distinguido miembro de la Academia Francesa de Ciencias. Adoptando el presente período de rotación del Sol sobre su eje, apenas de 25 días, él ha probado que la rotación de la materia nebular a la distancia de la tierra debió haber sido de 3181 años [luz]! Y, a la distancia de Neptuno, casi tres millones (2,302,900) o años—"números", dice él, "tan infinitamente superiores a los que marcan los tiempos de la revolución de la Tierra y Neptuno, de forma que es imposible admitir que estos planetas se hayan formado a partir de la masa del Sol expandida a las órbitas planetarias. En este derrumbamiento de la gran herejía matriz, por la prueba rigurosa de la geometría, podemos leer el destino de su vástaga más ofensiva."*
[Brewster, David. Traducido del artículo en inglés: The Facts and Fancies of Mr. Darwin. (1862). Originalmente publicado en "Good Words(1862), pp. 3-8; y "Good Word and Sunday Magazine," Volumen 3. Editores: Donald Macleod, Hartley Aspden y Norman Macleod, D. D. J. Editorial: Alexander Strahan and Company. El artículo fue republicado en 1882 y a partir del 2013 se ha hecho disponible en Wikisource]
El último argumento de Brewster, en el último fragmento, representaba una crítica directa a los evolucionistas emergentes y proponentes de Darwin, tales como Thomas Huxtley, que sostenían que "la teoría nebular, es parte de la hipótesis de la evolución, y asegura que todos los mundos estuvieron en algún momento en estado gaseoso."

Al igual que Louis Pasteur, Brewster no podía concebir la idea de la abiogénesis, y por lo tanto admitía que fue Dios quien creó la vida, y que era imposible que la vida hubiera surgido por una mezcla casual de gases.

Huxtley, por otra parte, había declarado que "si la hipótesis de la evolución fuera cierta, la materia viva debió haber surgido de la materia inerte; porque la hipótesis de la condición del globo en un tiempo era tal, que la materia viva no podía haber existido en el globo, siendo incompatible la vida con el estado gaseoso." [Huxtley, en ''Encyclopaedia Britannica'', Novena edición inglesa, (1876) Vol. III, ''"Biology"'', p. 689.]

*Traducción al español para CreyentesIntelectuales.blogspot.mx 

jueves, 12 de diciembre de 2013

David Brewster: "Grandes verdades reveladas en la Biblia"

"...alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras obras buenas,
y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
."

1. Su legado científico

Sir David Brewster (1781 – 1868) fue un científico escocés; físico-matemático, astrónomo, naturalista, inventor, autor, filósofo de la ciencia e historiador de la ciencia.

Brewster fue un prolífico intelectual en muchas áreas del conocimiento, pero sus mayores contribuciones científicas destacan especialmente en el campo de la física, en la óptica, donde trató el tema de la doble refracción y la polarización de la luz.

Sus investigaciones sobre compresión, cristalización, minerales, y demás, dieron origen a la rama de la mineralogía óptica (óptica mineral) y su descubrimiento del efecto fotoelástico dio origen a la rama de la fotoelasticidad.[1] 

Llegó a encontrar alrededor de cien variedades cristalinas polarizadas con las que enunció la ley de polarización de cristales biaxiales (o "ángulo de Brewster"), que en la óptica se conoce como "Ley de Brewster" en su honor. Con ésta fórmula, se pudo calcular el ángulo en el que la luz tendría que encontrar una sustancia para la máxima polarización, y más tarde se le darían muchas aplicaciones prácticas: desde dar un ajuste óptimo a las señales de radio, hasta la construcción de microscopios capaces de examinar objetos a una escala molecular, o la fabricación del reloj solar de Charles Wheastone. Por ello, es fundamental para el desarrollo de la fibra óptica, los rayos láser, y el estudio de la meteorología y la cosmología.[2]


Realizó importantes experimentaciones sobre el espectro de absorción y sus descubrimientos permitieron la posibilidad de obtener luz monocromática por medio de la sal sódica. (Sanz & Gallego, 2001:187).

Sobre todo, es especialmente reconocido por haber sido el inventor del caleidoscopio y de una versión mejorada del estereoscopio llamada el "estereoscopio lenticular",[3] aunque también inventó la cámara binocular en 1849,[4][5] los lentes polizontales o segmentarios, dos tipos de polarímetros, y el iluminador de faros,[6]  entre otros dispositivos. 

Dio a conocer sus resultados mediante un "Reporte de una cámara binocular, y de un método de obtención de dibujos de longitud completa y estatuas colosales, y de cuerpos vivos, que pueden ser exhibidos en forma de sólido por el estereoscopio." (1852)  (Su versión del estereoscopio era el artefacto antecesor de la cámara fotográfica y el primero con tecnología 3D práctica y portátil).

Por sus hallazgos y su extenso trabajo, el historiador de la ciencia William Whewell nombró a David Brewster "el Johannes Kepler de la óptica," y el "Padre de la óptica moderna experimental."

Sin embargo, su trabajo no se limitó a la física. Brewster contribuyó al campo de las ciencias naturales y a la microscopía al experimentar con la clorofila y describir por primera vez su fluorescencia roja  en 1833. Después de hacer pasar un haz de luz solar a través de un extracto de hojas verdes,[7] concluyó que la absorción de los rayos jugaban un rol primordial en el cambio del color vegetal,[8][9] y de esta forma, demostró que el cambio en la coloración de las plantas se daba por la atracción que las partículas de la planta tienen a la luz solar.




Asimismo, publicó cientos de artículos, reseñas y documentos sobre una gran variedad de temas que incluían la mecánica, el magnetismo, la geología, el daltonismo, la fotografía y la filosofía de la ciencia.



2. Divulgador e historiador de la ciencia

Brewster fue admitido como miembro de la Royal Society de Londres, Inglaterra (1815), y sería elegido Presidente de la Royal Society de Edimburgo (1864), la organización científica más importante de Escocia, y recibiría la Medalla Copley 

En el siglo XIX fue reconocido como una figura prominente en la divulgación de la ciencia. Un reporte de 1868 en el diario "Round Table" consideraba que "Sir David Brewster... hizo más, probablemente, que lo que haya hecho cualquier otro hombre para la popularización de la ciencia."[10]  

Durante la primera parte de su vida, fue el editor de diversas publicaciones científicas, incluyendo la "Edinburgh Magazine" (1802-1806) y la "Scots Magazine" (1802-1806); y en adelante comenzó a compilar artículos científicos para la "Edinburgh Encyclopædia(1807-1830)una enciclopedia de 18 volúmenes que representaba una alternativa a lEncyclopædia Britannica (también publicada en la ciudad de Edimburgo). Esta obra es generalmente considerada como una enciclopedia más fuerte en temas científicos, ya que muchos de los artículos fueron escritos por el mismo Brewster, y además contaba con la colaboración de eminentes figuras en la ciencia y literatura, entre ellos William Elford Leach, Adam Anderson, Charles Babbage, Thomas Carlyle, Robert Gordon, Robert Edmond Grant, John Leslie, Henry Liston, John Gibson Lockhart, Thomas Telford, Thomas Chalmers, entre otros.

Michael Faraday, Huxtley, Wheastone,
David Brewster, y Tyndall
Años más tarde, Brewster sería uno de los fundadores de una de las organizaciones científicas más reconocidas en Inglaterra hasta la fecha. Después de leer el libro de Charles Babbage "Decline de la Ciencia en Inglaterra", y analizar la actitud elitista de la Royal Society, el físico escribió una reseña donde sugería la creación de "una asociación formada por la nobleza, el clero, la aristocracia, y los filósofos naturales"[John Murray's Quarterly Review] Varias figuras atendieron la propuesta; entre ellos, el Reverendo William Vernon HarcoutJ. H. W. Johnston, para finalmente conformar la "Asociación Británica Para El Avance de la Ciencia". La primera reunión se llevó a cabo en 1831, y Brewster, junto con Babbage y John Herschel representaron una parte primordial para formar su constitución. Brewster sería elegido Presidente de dicha Asociación en 1849.

En la segunda mitad de su vida, el escocés también destacó como historiador de la ciencia. En 1831, publicó una obra biográfica de Isaac Newton en la Librería de la Familia Murray, titulada "Vida de Sir Isaac Newton". E1833, publicó una recopilación de las cartas y una reseña biográfica del legendario matemático Leonhard EulerEn 1835 publicó "Vidas de los hombres literatos y científicos más eminentes de Italia, España y Portugal", en donde recopilaba las biografías de Galileo Galilei, Dante Alighieri, Plutarco, Victoria Colonna, Guicciardini, Guarini, Torquato Tasso, Gabriello Chiabrera, Filicaja, Metastasio, Carlo Goldoni, entre otras figuras eminentes de Italia. En 1841, publicó la obra "Los mártires de la Ciencia, o las vidas de Galileo, Tycho Brahe, y Kepler"Después de más de 20 años de investigación de manuscritos y fuentes de escritos originales, Brewster volvió a publicar una segunda obra biográfica sobre Newton, llamada "Memorias de la vida, escritos, y descubrimientos de Sir Isaac Newton" (1855), la cual consta de dos volúmenes que hoy en día siguen siendo una de las biografías más completas del científico legendario.

En 1865, realizó un tratado Sobre las causas y las curas para las cataratas, el cual donó en la Sociedad Real de Edimburgo; y a sus 56 años fue elegido Presidente de la Universidad de St. Andrews, en Escocia, puesto en el que estuvo durante 21 años.

En total, Brewster publicó más de 1,000 artículos y entre ellos, 314 tratados científicos. Durante su época fue uno de los físicos más reconocidos en todo el mundo, 

3. Su defensa de la fe cristiana, y su oposición al evolucionismo

Desde niño, Brewster fue reconocido como un niño prodigio. A la temprana edad de diez años, construyó un telescopio por su propia cuenta. A sus doce años, fue consignado a la Universidad de Edimburgo, y se tituló en 1800.

Pensaba en convertirse en clérigo, por lo cual estudió Teología y se licenció como ministro para predicar el evangelio en la Iglesia de Escocia, en 1804. Llegó a predicar en el púlpito la Iglesia de St. Andrews; sin embargo, esto solo fue en una ocasión, ya que, de acuerdo con uno de sus colegas: "El primer día que subió al púlpito fue el último, puesto que en aquel entonces él tenía algo de nerviosismo que lo hizo incomodarse cuando oyó su propia voz y vio una congregación mirándolo." [James Hogg, en una carta a James Fraser]

Aunque su interés por la religión permanecería firme, y en 1813 se volvería miembro de la Iglesia Libre de Escocia[11]; desde entonces, Brewster aplicó el plan B: la ciencia. De forma autodidácta, comenzó a estudiar sobre física, y a investigar detalladamente sobre la polarización, la reflexión y la absorción de la luz. Se familiarizó con el trabajo de Etienne Louis Malus, y su interés por las ciencias lo llevó a estudiar bajo la instrucción de astrónomo llamado James Veitch.

En 1820, pidió ayuda a la Royal Society para su investigación, y comenzó a hacer registros termométricos en varias partes de Escocia. En 1821 ayudó a fundar la Edinburgh School of Arts, y la Royal Scottish Society of Arts (Royal Scottish Museum, 1984:20) y en 1823 dio a conocer sus observaciones sobre la temperatura media del planeta y los siguientes dos años hizo observaciones termométricas cada hora del día y la noche, hasta dar a conocer sus resultados en 1826.[12]  Su fe era constante incluso en su experimentación, y en una ocasión, un observador vio que trabajaba Brewster en su laboratorio y cada cierto rato se inclinaba hacia atrás, estiraba sus manos, y exclamaba "¡Buen Dios!, ¡Buen Dios! ¡Que maravillosas son Tus obras![13]

Para entonces Brewster ya gozaba una buena reputación como científico, y comenzó a trabajar con otros científicos prominentes. Mantenía correspondencia con Henry Brougham, con el legendario astrónomo Sir William Herschel, con Michael Faraday, y con el físico James David Forbes, a quien, en la década de los 30's, le escribía para animarlo a realizar investigaciones originales la ciencia, despojándose de pretensiones mundanas, y teniendo una humildad cristiana con la mira en el Creador
"El cultivo de la ciencia es un lujo que no tiene comparación entre el bullicio y la aflicción de la vida, y es bastante compatible con las tareas profesionales más activas. Estoy seguro que tu educación y el ejemplo que has tenido que imitar te protegerá de esas opiniones presuntuosas y escépticas que el conocimiento científico muy frecuentemente engendra. En el ardor de la búsqueda del éxito y bajo su embriaguez, los hombres de ciencia tienden a olvidar que son el instrumento por el cual la Providencia está revelando poco a poco las maravillas de la creación, y que ellos deben ejercer sus funciones con la misma humildad que aquellos que se dedican a desplegar los misterios de su voluntad revelada. . .
Te aconsejo que no esperes demasiada felicidad, ni aun con la realización de todos tus deseos. En el momento en que te has hecho alguien distinguido, te conviertes en un objeto de envidia y malicia; en hombres que pensabas que eran amantes del conocimiento, luego encontrarás que eran amantes sólo de la fama, y aborrecedores de todo el conocimiento que no proviene de ellos mismos. Vas a encontrarte con que la vida de la ciencia no tiene en sí misma ninguna preeminencia con respecto a cualquier otra vida, a menos que se persiga un principio más alto que la mera ambición de notoriedad, y que la diferencia entre un demagogo o un filósofo sólo es cuestión de los objetos de su egoísmo. 
Como ya has experimentado lo poco satisfactorio que incluso la búsqueda del conocimiento llega a ser cuando se aísla de las cuestiones más elevadas, espero, si es que no has sido lo suficientemente afortunado como para comenzar con tu estudio previamente, que te consagres a la más extraordinaria de las materias; una que supera infinitamente el mecanismo de los cielos o de la química del mundo material: la revelación de tu deber y el destino del hombre, como figura en la Biblia — un libro que ocupó las mejores horas de hombres como Newton, Locke y Euler." [Life and Letters of James David Forbes, por John Campbell Shairp & Peter Guthrie Tait. pp. 42; 54]
En 1832, Brewster escribió un estudio sobre el papel del Bautismo en el cristianismo, que incluyó en el Volumen 3 de la Edinburgh Encyclopædia (1832). Cuatro años después, en la Revista Filosófica y Diario de la Ciencia, escribía:
"La voz humana puede ser denominada la música de la mente, el lenguaje, un modo figurativo de expresar nuestras ideas y nuestros sentimientos. Los efectos que brotan de este don benéfico son abrumadorws en contemplación, y casi infinitos en extensión. Es principalmente instrumental para todas las mejoras morales y físicas del ser humano, y le permite derramar de otra manera sus pensamientos invisibles, inaudibles, e insondables, a sus semejantes y hacia su Dios." [Philosophical Magazine and Journal Of Science (July-December 1836), p. 346]
La siguiente década en Inglaterra vio la popularización de ideas evolucionistas, y especialmente la publicación de "Vestigios de la Historia Natural de la Creación" (1844), un libro especulativo en el que, retomando ideas de Lamarck, se suponía que todo lo existente en el universo pudo haber sido desarrollado a partir de formas primitivas. En 1845, Brewster escribió una reseña en el North British Review, donde atacó las suposiciones de la teoría de una forma muy decidida:
"Se podía esperar que descubrimientos en geología o en física, manifestados imperfectamente, y porciones de la Escritura, interpretadas imperfectamente, se situaran temporalmente en colisión; pero ¿quién pudo haber anticipado especulaciones generales sobre la historia natural de la creación que asustarían al estudiante piadoso, o que por un momento perturbarían la serenidad del mundo cristiano? Sin embargo, un evento como tal se ha producido, y en el autor de la obra en cuestión recae la responsabilidad. Profético de tiempos infieles, e indicando la endeblez de nuestra educación general, "Los Vestigios de la Historia Natural de la Creación," ha comenzado teniendo el favor del la opinión pública, con la posibilidad de envenenar las fuentes de la ciencia, y minar los cimientos de la religión. Popular en su tema, así como en sus planteamientos, este volumen ha obtenido una amplia difusión entre las clases influyentes de la sociedad. Ha sido leído y aplaudido por aquellos que no pueden llegar a sopesar sus hechos, ni revalorizar su argumento, ni detectar sus tendencias; mientras que aquellos que pueden ―el filósofo, el naturalista, y el teólogo―  han coincidido en marcarlo con la más severa desaprobación. . .
Si se ha revelado al hombre que el Todopoderoso lo hizo a partir del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, [Génesis 2:7] es en vano decirle a un cristiano que el hombre era originariamente una partícula de albumen, y que pasó por etapas de mónadas y monos antes de que alcanzara su preeminencia intelectual actual. Si es una verdad recibida que el Creador ha intervenido repetidamente el gobierno del universo y ha mostrado su agencia inmediata en intervenciones milagrosas, es un insulto a cualquier lector decirle que el ser dormita sobre su trono y gobierna bajo un "arreglo primario en sus consejos," y "por medio de un código de leyes de funcionamiento inflexible. . . 
Dios es el único que puede pronunciar la verdadera condición del corazón y del alma, de la cual son los asuntos de la vida. Por tanto, un verdadero hecho frenológico del que podamos persuadir a una mente sana a creer, debe implicar, en uno de sus aspectos, una especie de conocimiento que no está en el poder del hombre, el alcanzar, y mucho menos dentro de su campo; y por otro lado, un hecho físico, que se pueda verse sólo en el cerebro mismo, y que no puede ser interferido por ningún signo externo...
El único modo seguro de adquirir ideas sanas sobre nuestra relación con el Creador es comenzar con el estudio de nosotros mismos y ver a Dios como un Padre y Amigo, tratando con nosotros exactamente de la misma manera en que nosotros trataríamos con otros sobre los que ejercemos autoridad. La consciencia, ese infalible Mentor que "es más unido que un hermano," nos dice que somos seres responsables, y en lo doméstico, tanto como en el círculo social, rápidamente sentimos la disciplina y aprendemos la lección de los premios y los castigos. 
La ley escrita en los el corazón del hombre señala al pasado como el origen de acontecimientos que pueden afectar el futuro, y en la seriedad de sus aspiraciones, y el ejercicio de su búsqueda, es llevado gradualmente a la misteriosa historia de su raza. Se entera de que en tablas de piedra ha sido grabada la misma ley a la que respondió su corazón;-que cuando todos estaban muertos, uno murió por todos, y en la contemplación del gran sacrificio, se obtiene una solución al problema interesante de su destino individual. El registro Sagrado que ahora es su guía, le habla de la presciencia y la predestinación, mientras que, con perfecta coherencia, registra el ministerio de espíritus que descienden, y las comuniones santas de Dios con el hombre. Los decretos Divinos ya no le dejan perplejo. Trascienden, verdaderamente, su razón - pero esa Razón, el fiel intérprete de la Conciencia, no vacila en proclamar la Libertad de su Voluntad, y la responsabilidad de sus acciones...[Brewster's ''Review of Vestiges'' in the ''North British Review'', vol 3 (August 1845, pp. 470-515) As quoted in , Volume 1, John M. Lynch, p. 471] Citado en "Vestiges" and the Debate Before Darwin, Volume 1", por John M. Lynch (2000).
En 1855, en sus "Memorias de la vida, escritos, y descubrimientos de Sir Isaac Newton", Brewster escribió:
"La Verdad no tiene enemigo más grande que sus defensores imprudentes, y no tiene amigos más cálidos que los que, recibiéndola con un espíritu manso y tolerante, respetan las convicciones de conciencia de los demás, y, buscan, con estudio y con oración, la mejor solución a las revelaciones misteriosas e incomprensibles." [In his Memoirs of the Life, Writings, and Discoveries of Sir Isaac Newton, vol. 2 (Edinburgh: 1855)]
En 1862, Brewster publicó  The facts and fancies of Mr Darwin" (1862), un artículo en el que Brewster, aseguraba que Charles Darwin, en su libro "El Origen de las Especies" (1859) estaba mezclando algunos hechos naturales con suposiciones altamente especulativas (como todas las demás teorías que hacen suposiciones materialistas sobre el origen de la vida).  

Brewster expuso excelentes argumentos científicos en contra de la teoría de Darwin, y fue crítico especialmente de las propias dudas y contradicciones pseudocientíficas en la narrativa del evolucionista. 

El artículo completo en español ha sido traducido al Español especialmente para este blog, y puede ser leído en el link: "Los hechos y las fantasías del Sr. Darwin".En algunos fragmentos del artículo, Brewster escribió:
"Preparado en una escuela mucho menos severa que la de la geometría y la física, sus razonamientos son casi siempre vagos e inconclusos. Sus generalizaciones parecen haberse alcanzado antes de que haya obtenido los sustentos sobre los que los apoya: sus datos, aunque con frecuencia son nuevos e interesantes, a menudo son poco más que conjeturas, y los grandes fenómenos del mundo de la vida, y el instinto, y la razón, que otras mentes han entrelazado con verdades nobles y elevadas, así se han convertido en manos del Sr. Darwin en la base de una especulación peligrosa y degradante. . . 
...al investigador más humilde puede se le puede hacer entender que no tiene un solo respaldo que la sustente, y que aunque ahora es presentada de forma novedosa, ha sido refutada desde hace mucho tiempo por los más distinguidos de nuestros naturalistas. De cierto, ese gran Nombre, que la verdadera filosofía nunca ha dejado de respetar, no ha sido omitido por completo en las páginas de nuestro autor. Sin embargo, no tiene otro título salvo aquél que dio vida a una forma primordial, de la cual [supone que] han descendido todos los seres orgánicos que han vivido en esta tierra —plantas, peces, aves, cuadrúpedos, ¡y seres humanos!. . .  
Ese tierno Padre que anhela reunir a Sus hijos "como la gallina junta a sus pollitos debajo de sus alas," que abre cuando llaman a la puerta, que da buenas dádivas a aquellos que le piden, y sin cuyo conocimiento ni un cabello de su cabeza cae al suelo; no se hace cargo de la familia de huérfanos que pueblan los universos sombríos de nuestro autor. . . ."
Brewster también defendió el hecho de que en un principio, Dios terminó el mundo y vio que «todo» lo Dios había hecho, era «bueno»
...Cuando Dios vio que todo ser viviente que Él hizo era bueno, no podemos dudar que cada tipo de cada uno de ellos era ya perfecto. La lucha por la supervivencia, por lo tanto, es para demostrar [un cambio hacia la forma original], y no para provocar un cambio de la forma original. . . . 
Por lo tanto, en lugar de que haya "una tendencia constante en los descendientes mejorados de cualquier especie a suplantar y exterminar en cada etapa de descenso a sus predecesores y su padre original," habrá una muy opuesta tendencia a preservar intacta la relación perfecta que esa especie ha recibido de la mano del Creador. . . .  
...Es una creencia mucho más racional decir que el hombre puede llegar a convertirse en un bruto [o salvaje], que creer que un bruto [o salvaje] puede llegar a convertirse en un hombre, y es una fe más fácil creer que las plantas y los animales pueden disminuirse hasta volverse como un átomo elemental, que creer que ese átomo adopte en su organización, y evolucione, en todas las formas nobles de vida vegetal, vida animal, y vida intelectual."
[Brewster, David. The Facts and Fancies of Mr. Darwin. 1862. pp. 3-8[Publicado en "Good Words(1862) y "Good Word and Sunday Magazine," Volumen 3. Editores: Donald Macleod, Hartley Aspden y Norman Macleod, D. D. J. Editorial: Alexander Strahan and Company. El artículo fue republicado en 1882 y a partir del 2013 está disponible en Wikisource]
El último argumento de Brewster en el último fragmento representaba una crítica directa a los evolucionistas emergentes y proponentes de Darwin, tales como Thomas Huxtley, que sostenían que "la teoría nebular, es parte de la hipótesis de la evolución, y asegura que todos los mundos estuvieron en algún momento en estado gaseoso.Brewster no podía concebir la idea de generación espontánea, y por lo tanto admitía que fue Dios quien creó la vida, y que era imposible que la vida hubiera surgido por una mezcla casual de gases.

Huxtley, por otra parte, se contradecía a sí mismo declarando que "si la hipótesis de la evolución era cierta, la materia viva debió haber surgido de la materia inerte; porque la hipótesis de la condición del globo en un tiempo, era tal, que la materia viva no podía haber existido en el globo, siendo incompatible la vida con el estado gaseoso." [Huxtley, en ''Encyclopaedia Britannica'', Novena edición inglesa, (1876) Vol. III, ''"Biology"'', p. 689.]  

En primavera del mismo año, Alexander Strahan, un editor y publicista de la época, entrevistó a David Brewster, y describió el encuentro en "La Biblio-Revista de Pensamiento Americano y Extranjero" (1881):
"No fue hasta la primavera de 1862 que fui honrado por la visita de Sir David en mi oficina, inmediatamente después de que su artículo previo hubiera aparecido en Good Words. Un malestar parcial en su salud había retrasado que escribiera para la revista. La previa contribución atrajo una gran cantidad de atención pública, pues se había titulado "Los Hechos y las Fantasías de Mister Darwin" y había sido escrito con no poca de la indeterminación de estilo de Sir David Brewster. En la frase inicial, él aseveró que el libro de Darwin contenía "mucho conocimiento valioso y mucha especulación salvaje," y, naturalmente, partiendo de este punto de vista, el crítico andaba más en la última división que en la primera. 

De las primeras palabras que Sir David Brewster mencionó al entrar en la habitación del segundo piso No. 42 de la George Street, Edimburgo, que para entonces constituía mi oficina, fueron: "He oído que algunos de los amigos del señor Darwin piensan que usé el lenguaje demasiado fuerte, pero me adhiero a todo lo que dije. Él es muy astuto, pero un razonador sorprendentemente impreciso. Un observador destacado; lo admito plenamente." Sir David continuó hablando muy amablemente de la revista, y sin vacilar, reprendió a algunos de la oposición que entonces se reunían en ciertos círculos religiosos. "La ciencia y la religión," repitió varias veces durante la entrevista, "deben ser una misma, ya que cada una lidia con la Verdad, la cuál sólo tuvo un único y mismo Autor." Su rostro avejentado se iluminó con maravilloso entusiasmo mientras preguntaba, "¿Acaso Newton lo dudó alguna vez, o era un hombre menos importante que algunos de estos que tenemos ahora? Mas ¿quién es el que lo objeta hoy en día? Herschel, no; Faraday, no." 
En verdad, me dije a mí mismo, no sería Sir David Brewster quien lo haría, porque la luz de la fe se veía en sus ojos mientras hablaba. Era la luz de la fe tocada con sólo algunos destellos del fuego de la batalla." [The Library Magazine of American and Foreign Thought (1881), Volume 8. New York Public Library, p. 125]
También en ese mismo año, Brewster escribió lo siguiente en una sus aportaciones a la revista Good Words:
"Aunque todas las partes del cuerpo humano han sido formadas por la misma mano Divina y exhiben las adaptaciones más maravillosas y benéficas para el uso de los hombres, el ojo humano está preeminente sobre todas, como la luz del cuerpo y el órgano por el cual nos familiarizamos con lo más diminuto y lo más cercano, lo más grande y lo más remoto de la obra del Creador." ['Good Words' (1862), Volumen 3. p. 170.]
El mismo año vio la publicación de "Más Mundos Que Uno: El Credo del Filósofo [Natural] y la Esperanza del Cristiano", en donde aseguraba:
"Las verdades físicas tienen un origen tan divino como las verdades religiosas. En la época de Galileo triunfaban sobre la casuística y el poder secular de la Iglesia; y en nuestros días las verdades incontrovertibles de la vida primigenia han ganado una noble victoria sobre los errores de una teología especulativa, y sobre una falsa interpretación de la palabra de Dios. La ciencia nunca ha sido, y nunca debe ser la salvaguardia de la religión. La grandeza de sus verdades puede trascender nuestra falible razón, pero aquellos que aman y se inclinan sobre verdades igualmente grandes, aunque sin duda más incomprensibles, tienen que ver en las maravillas del mundo material, la mejor defensa e ilustración de los misterios de la fe." [p. 132]
"El ser humano, hecho a imagen de Dios, fue una creación más noble que las centellas brillantes en el cielo, o que el faro más grande y más útil de la luna." [p. 207]      
Brewster plasmó su creencia en que el Poder de Dios es el atributo divino que más influencia ejerce para hacer a la humanidad consciente de Dios. En su opinión:

"En medio de las convulsiones destructivas del mundo físico, incluso las mentes piadosas pueden haber cuestionado por un instante la providencia supervisora de Dios. En medio del hambre, la peste o la guerra , puden haber permanecido horrorizados en la escena. En los triunfos de fraude, la opresión y la injusticia, sobre la honestidad, y la libertad y el derecho. La fe pudo haber vacilado, y la Esperanza, haberse desesperado; pero bajo ninguna condición, ya sea física o del mundo moral, pudo negar la mente el PODER de su Hacedor. La omnipotencia del Creador, y la acción de la misma en cada rincón del espacio,—"Su cuidado sobre el gorrión debilitado, y Su guía del gigantesco planeta, son los primera de nuestras verdades adquiridas, y la primerísima que la observación y la experiencia confirman. Cuando Razón da sabiduría a nuestras percepciones, la omnipotencia es la gran verdad que se inculca. Lo que sea que el ojo vea, o el oído oiga, o los dedos toquen,— cada movimiento de nuestro cuerpo, cada una de las funciones que realiza, cada estructura en su tejido, imprime en la mente, y fija en el corazón la convicción, que el Creador es todopoderoso y de la misma forma completamente sabio. La Omnipotencia, en definitiva, es el único atributo de Dios que es universalmente apreciado, que el escepticismo nunca perturba, y en el cuál creemos tan firmemente tanto bajo la influencia de las pasiones corruptas, como cuando estamos mirando devotamente hacia el cielo. Todos los demás atributos de Dios serán inferencias. Su Omnipresencia, Su Omnisciencia, Su justicia, misericordia y Verdad, son las deducciones de la razón, y, aunque sean ciertas y demostrables, ejercen menor influencia sobre las mentes, pero el atributo de la Omnipotencia predomina sobre todas ellas, y ninguna mente que sea sensible a su poder podría ser perturbada jamás por las ideas que sugiere sobre la infinitud del tiempo, la infinitud del espacio, y o la infinitud de la vida." [pp. 152-153]   
"La historia de la especie humana es la historia de una gran variedad de razas que han pasado por todas las etapas de civilización y barbarie, y de la cual, la gran mayoría no han tenido una historia progresiva, ni intelectual, ni moral, ni religiosa. 
La Progresión no ha sido el carácter de la historia del ser humano. Sin aludir a su primera caída de su estado elevado, sólo tenemos que echar una mirada sobre el mundo, y mirar las catástrofes intelectuales, morales y religiosas que nos presenta, —en tiempos de luz y oscuridad,—  en alternancias de progreso y decadencia,—  en momentos en que la más alta civilización se hunde en la barbarie más baja.
Señálense aquellas tierras orientales, ahora envueltas en oscuridad, en las que los primeros haces de conocimiento radiaron sobre la humanidad. Estúdiense la extinción de la moralidad en muchas regiones de la tierra donde sus grandes lecciones fueron impartidas por primera vez por nuestro Salvador y Sus apóstoles; y sobre todo, señálese la supresión total de la fe Cristiana en las comunidades europeas, donde ha sido desplazada por una religión cuya doctrina fue predicada por conquista, y cuya decálogo fue dictada por la espada." [p. 157-158]
En 1864, Brewster, James Prescott Joule, Adam Sedgwick, y otros 714 científicos, "en respuesta a la ola de darwinismo que entonces azotaba al país... firmaron un notable manifiesto titulado "La Declaración de Estudiantes de las Ciencias Naturales y Físicas", publicado en Londres." La declaración afirmaba su confianza la veracidad íntegra e histórica de las Sagradas Escrituras. 


4. Sus últimos días

Brewster murió en 1868, pero un año después de su muerte, su hija Margaret Maria Gordon publicaría un libro bigráfico sobre su padre, llamado "La Vida de Casa del David Brewster", en donde trató con detalle aspectos de su vida y su fe cristiana. 

Entre otras muchas cosas, dio a conocer que a Brewster le encantaban los himnos cristianos (especialmente "Rock Of Ages") y que en sus últimos años, recibió una copia del libro «Les Adieux d'Adolphe Monod à ses Amis et à l'Église,» del pastor francés Adolphe Monod, que le influyó bastante.

En la obra biográfica, se cita una carta que Brewster había escrito al novelista escocés Alexander Balfour, un año antes:
"Con la palabra «sabio» me refiero a una persona que simplemente sabe que la gloria de Dios ES demostrada en los «cielos». Un hombre perfectamente ignorante, por muy bueno cristiano que sea, no puede saber eso. 
Con las palabras «revelación más elevada» me refiero, por supuesto, a las grandes verdades reveladas en la Biblia, y yo afirmo que un hombre joven, con instrucción científica, será preparado por ella para la recepción de la verdad revelada, y será más habil para combatir las objeciones sacadas de la ciencia, que lo que sería si «no» hubiera sido instruido en la ciencia." [En su carta al Profesor Balfour, desde Allerly, el 4 de diciembre de 1867. 
Dos días antes de su muerte, enfermo, Brewster vio al Reverendo James C. Herdman de la Iglesia Establecida de Melrose, quien había sido uno de sus estudiantes cuando enseñaba en St. Andrews, y con quien había forjado una amistad. Herdman escribió una carta acerca los últimos momentos de Brewster, que su hija Margaret incluyó en el libro:


"La siguiente carta da un registro muy gráfico de mi padre en sus últimos meses y días, y forma un retrato muy característico de la forma en que él era en sus momentos sin reservas, que con mucho gusto presento aquí:

«La última vez que vi a tu padre fue el sábado por la noche, menos de cuarenta y ocho horas antes de su muerte. Había ido a Allerly simplemente para preguntar por él, y ya me iba del lugar, cuando me llegó un mensaje que Sir David quería verme. Lo encontré en cama, muy indefenso, pero con la vista intacta, y con un rostro expresivo de perfecta paz. Habló sin dificultad alguna, aunque un poco ronco de voz. Él dijo que se alegraba de verme una vez más, y que quería que orara junto con él. Apenas hice un comentario sobre su esperanza, cuando dijo con énfasis que "estaba fundada sobre la Roca— Cristo." ¿No tenía dudas, ni miedo? "Ninguna. La sangre de la cruz había lavado sus pecados; Tenía vida en Cristo; De esto estaba seguro, porque Dios lo había dicho." ¿Siempre había sido así con él? "Por mucho tiempo, desde hace años, había confiado en el que fue Crucificado, y su confianza nunca había sido sacudida." ¿No le era difícil creer toda la Biblia? En estos días de escepticismo era algo común entre hombres de ciencia. "¡Común! ¡por desgracia!, pocos recibieron la verdad de Jesús, ¿pero porqué?";fue orgullo de su inteligencia—"esforzándose para ser sabios por encima de lo que está escrito; se olvidan de sus propias limitaciones, y salen de su jurisdicción. ¡Qué poco saben los mortales— de cualquier cosa! ¡Que absurdo es que gusanos piensen que pueden sondear los consejos del Todopoderoso!" Citó a Sir Isaac Newton, "Parece que solo he sido un niño jugando a la orilla del océano, divirtiéndome ahora y luego andando tras una perla más brillante o más hermosa que la ordinaria, mientras la verdad del océano entero yace delante de mí sin ser descubierto. ¡Sí, sí de verdad...!" ¿No le dieron ningún problema los misterios cristianos? "Ninguno. ¿Por qué habrían de hacerlo? Estamos rodeados de misterios. Nuestro propio ser es un misterio— no se puede ni explicar la relación de la propia alma con el cuerpo. Todo el mundo cree en cosas que no pueden entender. La Trinidad o la Expiación es algo muy profundo: asimismo la Eternidad, asimismo la Providencia. No le causaba ninguna inquietud no poder explicar completamente cada una de ellas. Hay cosas secretas que le pertenecen a Dios. No hizo ningún intento de reconciliar la soberanía de la gracia con la exclusiva responsabilidad del hombre, ambas eran ciertas. Él podía esperar para ver claramente su armonía; no eran contrarias a la razón, sin importar cuan incomprensible fuera. Cuando él encontraba una doctrina claramente manifestada en la Biblia, eso era suficiente; Dios sabía, él podía depender en su palabra: no deberíamos esperar que este mundo es libres de enigmas y aparentes discrepancias, y cosas que están más allá de nuestro alcance. Dio gracias a Dios de que el camino de la salvación fuera tan simple, que ningún argumento trabajoso, ningún logro difícil se requería. Creer en el Señor Jesucristo era vivir, él confiió en ÉL, y disfrutó de Su paz." Tal es la sustancia de la conversación más grata que tuvimos, en la que repitió menciones agradecidas del Señor, nuestra Justicia. Escribí un memorándum de ese momento. Rara vez, sino es que nunca, he visto una fe que sea más alegre y tan similar a la de un niño. "Permíteme morir la muerte de los justos, y permíte que mi último final sea como el suyo."
A la mañana siguiente, Brewster recibió la visita de su amigo James Simpson, el eminente obstétrico escocés, quien dijo de él que en esos momentos, "escuchaba con atención cada pasaje de la Escritura que se le leía, y si no alcanzaba a captar alguna palabra, pedía que se le leyera de nuevo."


Luego se le trajo a su hija menor para que se vieran por última vez, y ambos recitaron el himno "Just As I Am", que comienza:  
"Tal como soy; sin una sola petición

mas que aquella por la cual Tu sangre fue derramada por mí

Y que Tú me aguardes cuando venga a Ti,

Oh Cordero de Dios, ya vengo."   
Su hija Margaret termina escribiendo:
"Él siempre fue particularmente reverente y cauto al hablar de la Divinidad, usando habitualmente las palabras "Dios," "el Señor Jesucristo," y "nuestro Salvador;" pero en su lecho de muerte, el sentido de la cercanía y el amor del Señor Jesús, a la vez, su Dios, su Salvador, y su Justicia, superaron las reservas habituales de su tiempo de vida, y lo único de lo que hablaba era de "Jesús" como un Amigo personal, viviente, que lo estaba esperando. 
En un momento, cuando una sensación difícil pareció incrustarse en su espíritu, él dijo, "Jesús me mantendrá seguro," con restaurada confianza. En otro momento, vinieron a mis labios algunas de las pocas palabras que use, y le dije: "¡Vas a ver a Charlie!", pero reincorporándose a sí mismo después de una pausa, me contestó, a manera de reprensión amable: "Voy a ver a Jesús, quien creó todas las cosas, JESÚS, que hizo los mundos; voy a verlo tal y como Él es;" y lo repitió regresando a su penoso acento escocés que no usaba poco cuando estaba extremadamente interesado en algo, "voy a ver a Jesús y eso será magnífico," con una apariencia inefablemente alegre. Alguien dijo, "entonces entenderás todo." "¡Oh sí!," fue la respuesta que dio usando todo el sentido de la palabra. En otro momento le dijeron: "Desearía que todos los hombres eruditos tuvieran tu sencilla fe," y una vez más hubo una pausa y se volvió a reincorporar. Entonces, salieron las palabras, cada una con todo el peso de su significado y de su sentimiento: "Sí; he tenido la Luz durante muchos años, y ¡Oh! ¡que brillante es! ¡Me siento Tan Seguro, Tan Satisfecho!" ["The Home Life of Sir David Brewster" (1869), Margaret Maria Gordon, Cambridge Library Collection, Cambridge University Press, Capítulo XXI]
Y así partió este científico dejando un legado científico inigualable, y una luz de fe que brilló en el transcurso de su vida intelectual y familiar. Brewster había expresado anteriormente su deseo de evitar grandes funerales, así que su familia preparó un humilde entierro al que solo asistieron sus parientes y colegas más cercanos.

Habiendo dedicado su vida al estudio de la óptica y a la visión, Brewster pudo ver la Luz Verdadera, la Luz del mundo, Luz que no lo dejó ver tinieblas (Juan 8:12),  la Luz que vino con el fin de "que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados," (Juan 9:39). Por esto, no pudo haber sido más justa la inscripción que fue escrita en su tumba, que dice :
"El SEÑOR ES MI LUZ." (Salmos 27:1[17]

Bibliografía:
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