sábado, 10 de agosto de 2013

Alexis Carrel: La necesidad de Dios

Alexis Carrel (1873-1944) fue un cirujano y biólogo que ganó el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1912 "por sus trabajos sobre sutura vascular y trasplante de vasos sanguíneos y órganos."

Carrel es pionero de las técnicas de sutura vascular; inventó la primera bomba de perfusión, el método para transplantar órganos de un cuerpo humano a otro,  por lo cuál es considerado el fundador de transplantología moderna.

Investigador de la Universidad de Chicago y el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica, Nueva York, profesor de la Universidad de Lyon, Francia

En el libro "Réflexions Sur La Conduite De La Vie" (Reflexiones sobre la Vida) se recopilan los puntos de vista que Alexis Carrel tenía acerca de Dios:
Millikan, Eddington, y Jeans creen, al igual que Newton, que el cosmos es el producto de una Inteligencia Creativa.” (Carrel 1952, Cap. 6, Parte 6).
¿Por qué estamos aquí? ¿De dónde venimos? ¿Qué somos?

¿Es absurdo creer en la supervivencia del alma?

Sólo la religión propone una solución completa para el problema humano. 

El cristianismo, por encima de todas, ha dado una respuesta clara a las demandas del alma humana.” (Carrel 1952, Cap. 6, Parte 5).
Somos amados por un Ser inmaterial y Todopoderoso. Este Ser es accesible a nuestras oraciones. Debemos amarlo por encima de todas las criaturas. Y nosotros también debemos amarnos los unos a otros. 

Una nueva era ha comenzado. El único pegamento lo suficientemente fuerte como para unir a los hombres juntos ha sido encontrado.

Sin embargo, la humanidad decidió ignorar la importancia de este nuevo principio en la organización de la vida colectiva. 

Está lejos de haber comprendido que sólo el amor mutuo podría salvarla de la división, la ruina y el caos. Tampoco se ha dado cuenta de que ningún descubrimiento científico fue fue tan cargada de significado como la revelación de la ley del amor de Jesús, el Crucificado. Porque esta ley es, verdaderamente, la de la supervivencia de las sociedades humanas.” (Carrel 1952, Cap. 3, Parte 6).
“Jesús conoce nuestro mundo. Él no nos desdeña como el Dios de Aristóteles. Podemos hablar con Él y Él nos responde. Aunque Él es una persona como nosotros, Él es Dios y trasciende todas las cosas.” (Carrel 1952, Reflections on Life, New York, Hawthorn Books; Cap. 6, Parte 7). 
Las palabras de Jesús penetran profundamente en la realidad de la vida. No hacen caso de la filosofía, rompen todas las convenciones, son tan asombrosas que, aún hoy en día, las hallamos difíciles de entender. Al que obedece la ley de la selva, el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo parece absurdo.” (Carrel 1952, Cap. 6, Parte 7 “The Need of God”; La necesidad de Dios).
Para el hombre moderno, la única regla de conducta es su propia complacencia. Todo el mundo está encerrado en su propio egoísmo como el cangrejo lo está en su concha y, de nuevo, como el cangrejo, busca devorar a su vecino.” (Carrel 1952, Cap. 1, Parte 1).

Es enorme orgullo para creerse capaz de corregir la naturaleza, porque la naturaleza es obra de Dios. (Carrel 1952, Cap. 2, Parte 6).

El cristianismo ofrece a los seres humanos la más alta de las moralidades.
Se les presenta a ellos un Dios que puede ser adorado porque Él está a nuestro alcance y a Quien nosotros debemos amar.” (Carrel 1952, Cap. 9, Parte 4).
La moral cristiana es incomparablemente más poderosa que la moral laica. En consecuencia, el hombre jamás obedecerá entusiastamente las leyes de la conducta racional a menos que considere las leyes de la vida como los mandamientos de un Dios personal.

Desafortunadamente, la mayoría de las personas modernas son incapaces de actuar por amor a su prójimo, a su país o a Dios, porque lo único que aman es a sí mismos.” (Carrel 1952, Cap. 6, Parte 2).
Sin embargo, Jesús conoce nuestro mundo. Dondequiera que estemos, en cualquier momento del día o de la noche, Jesús está a nuestra disposición. Podemos contactarlo tan sólo con volver hacia Él nuestro deseo y nuestro amor. Es un hecho fácilmente observable que, incluso en la sociedad moldeada por la ciencia y la tecnología, esta necesidad de Dios ha persistido.” (Carrel 1952, Cap. 6, Parte 7 “The Need of God”).
Al igual que Aleksandr Solzhenytsin, Carrel lamentaba que:
Nuestra civilización, en verdad, ha olvidado que es nacida de la sangre de Cristo; también  se ha olvidado de Dios. 

Pero todavía entiende la belleza de las narraciones del Evangelio y del Sermón de la Montaña. Todavía es movida por esas palabras de compasión y amor que traen la paz, e incluso a veces la alegría, al quebrantado, al afligido, al enfermo y al moribundo..” (Carrel 1952, Cap. 3, Parte 6).
La necesidad de Dios se expresa en sí misma en la oración. La oración es un clamor de angustia, una petición de ayuda, un himno de amor. 

La oración nos da la fuerza para aguantar preocupaciones y ansiedades, para tener esperanza cuando no hay ningún motivo lógico para la esperanza, para mantenerse firme en medio de las catástrofes.” (Carrel 1952, Cap. 6, Parte 7).
Es, por supuesto, una pérdida de tiempo hablar a los niños de teología y deber. Pero hay que seguir el consejo de Kant y presentarles a Dios a ellos verdaderamente desde una edad muy temprana, como un Padre invisible que vela por ellos y a quien ellos le puede dirigir oraciones. El verdadero modo de honrar a Dios consiste en el cumplimiento de su voluntad.” (Carrel 1952, Cap. 8, Parte 3).
Quiero ser como humo en el viento en la disposición de Dios.” (Carrel, citado en Newton 1989).

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